La palabra “auto” significa por si mismo y “conocimiento” quiere decir saber sobre algo, se interpreta como la capacidad que tiene una persona de conocerse así misma.
El autoconocimiento es uno de los elementos de la inteligencia emocional.
Goleman define autoconocerse como identificar los pensamientos, los sentimientos y la fortaleza de cada uno, y notar cómo influye en sus decisiones y en sus acciones.
Se trata de un proceso cognitivo que ha de ser constante durante toda nuestra vida, teniendo una imagen adecuada y correcta del propio yo:
- Siendo consciente de uno mismo.
- Descubriendo, identificando, reconociendo la forma de pensar, sentir y actuar propia.
- Saber analizar y conocer nuestras experiencias personales y nuestro pasado para que nos sirvan para nuestro futuro.
- Utilizar la autoobservación.
Pero nada en nuestra manera de pensar, de sentir, de decidir y de actuar escapa al influjo de nuestra autoestima.
La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter.
En resumen, es la percepción evaluativa de uno mismo; afecta a nuestra manera de estar y actuar en el mundo y a nuestra manera de relacionarnos con los demás.
Una autoestima suficiente suele ser uno de los componentes de una persona feliz. La mayoría de los profesionales consideran la autoestima positiva como el factor central en la adecuada adecuación socioemocional. En cambio, una baja autoestima se asocia a trastornos en el estado de ánimo.
Autoconocimiento, por tanto, implica conocer las propias emociones, ser consciente de nuestro humor y de nuestras ideas sobre ese humor.
1. Examinando nuestros juicios.
2. Sintonizando con nuestros sentidos.
3. Conectando con nuestros sentimientos.
4. Prestando atención a nuestros actos.
Aparentemente es muy sencillo, pero… ¿Percibes tú los cambios emocionales que vives en tu día a día?
No hay viento favorable para el que no sabe dónde va. Séneca.
Cuando nos conocemos y somos capaces de controlar nuestros cambios emocionales es el momento de fijarnos un objetivo… Para ello debemos planificar y priorizar de manera flexible qué vamos hacer para conseguirlo. Esto parece sencillo pero no lo es, consiste en saber bien lo que uno quiere.
Cuando Alicia (Alicia en el país de las maravillas) preguntó al gato qué camino tomar, éste le dijo: depende de dónde quieras ir, ella dijo que le daba igual y el gato concluyó: entonces, es indiferente el camino que elijas.
Se trata de potenciar una imagen y unos valores reales, no una ficción. Una marca se construye basándose en lo que uno realmente es, no en quien piensas que la gente pueda querer que seas.
El desarrollo de nuestra marca personal (Personal Branding) implica un ejercicio de introspección, de autoexamen, de autodescubrimiento y de autoanálisis. No es algo que construímos, diseñamos o creamos sino, más bien, algo que descubrimos. Es lo que nos identifica.
Una marca es una inmensa información comprimida, necesitamos encontrar nuestra diferenciación y hacerla ver a los demás para conseguir relevancia, fiabilidad, y notoriedad convirtiéndonos así en la opción preferente.
Y recuerda: Nadie necesita tanto una sonrisa como quienes no tienen ninguna que ofrecer...